domingo, 18 de agosto de 2024

TRASFONDO DE AGOSTO. VARIAGS DEL KHAND A CABALLO

Para participar en El Desafío Personalizado siempre hago un pequeño trasfondo de mi compañía. Esta vez es continuación de uno anterior que ya hice para este mismo tipo de tropa, Variags del Khand.

He de decir que probé con el ChatGTP ese, puse el texto del anterior trasfondo y le dije que lo continuara, e hizo un escrito interesante, me ha gustado, pero no tanto como para usarlo. Lo cerré y redacté este, aunque la verdad es que tiene unas posibilidades increíbles, que por ahora no quiero usar.

Bueno, esta es la continuación de mi historia, con seis Variags del Khand más...


Después de dos semanas de mandar a un grupo de seis Variags comandados por Ruditeg no ha habido noticias de ellos. No está claro que hayan llevado el urgente mensaje al mismísimo Sauron, pues debían de avisar mediante un cuervo al propio Vlates III, jefe del ejército del Sol Amarillo, que desde Sturlutsa Khand espera para iniciar la marcha de sus huestes, si Sauron los acepta como una de sus fuerzas para su basto ejército.

Tras pensarlo Vlates III decide confiar una nueva misión a otros seis Variags, esta vez confiaría en los jinetes de Khaikavtuul, al noreste del Reino del Khand, unos jinetes bravos e intrépidos que llevan un tiempo pidiéndole una oportunidad de mostrar su valía.

A diferencia de otros Variags, estos suelen vestir al estilo de los antiguos, con túnicas y turbantes, casi siempre negros o rojos, sin muchos ornamentos, solo telas. Algunos cuando llegan a otras ciudades o zonas del reino adoptan las vestimentas del lugar, es bastante común que no sean bien recibidos fuera de su región, ya que se dice que son tan fieros que los demás recelan de su fuerza y comportamiento. Si bien, para Vlates III eso es lo de menos, necesita que alguien lleve el maldito mensaje a Sauron, y si tienen que ser los Varigas de Khaikavtuul, que sean ellos.

Llama a su presencia a Khorvösh, considerado uno de los mejores jinetes de la región de Khaikavtuul, o al menos eso le han informado sus asesores. También le han dicho que a veces no se entienden bien, por lo que uno de los asesores se quedará a modo de traductor. En Khaikavtuul se habla un dialecto bastante extraño de la lengua negra, y es complicado entenderlos.

Al rato por fin llega un Variag de nariz aguileña, pelo negro como el azabache y un gran sombrero que se quita cuando entra en la tienda de Vlates III. Hace una reverencia y habla despacio, pero en perfecta lengua negra, por lo que el traductor hace ademán de irse, pero Vlates III le dice que espere.

-        Mi señor Vlates, es para mi un auténtico honor acudir su llamada. Dígame qué puedo hacer por usted, señor.

Los modales del Variag no pueden ser mejores, Vlates III se pregunta dónde está esa bestia de la que le habían hablado.

-        Necesito hacer llegar un mensaje a Sauron en Mordor, no quiero errores, y necesito que se haga con total rapidez. Me han informado que tú y los tuyos sois rápidos y precisos con las órdenes.

-        Será un honor llevar ese mensaje, oh Señor Vlates.- Respondió de nuevo despacio Khorvösh, a la vez que hincaba una rodilla en el suelo.

-        Bien, está decidido, saldrás lo antes posible, debiendo dar el mensaje a Sauron, y cuando llegues debes hacer mandar un cuervo hasta aquí con la respuesta del Señor Sauron.

-        Saldremos en media hora, el tiempo de preparar los caballos. ¿Puedo llevar a cinco jinetes conmigo?, es mi guardia personal. – Preguntó Khorvösh.

-        Mientras menos seáis menos llamaréis la atención, seis Variags me parece un buen número. Tu ayuda será recompensada.

-        Gracias Señor Vlates.- Volvió a responder el Khandiano, para a continuación levantarse, hacer otra reverencia y salir sin dar la espalda a su señor.

Cuando se quedó solo, Vlates III pensó que debía visitar esa ciudad, no le parecían tan fieros, y este señor de la guerra de Khaikavtuul le había dejado una grata impresión.

Antes de que pasara media hora Khorvösh había reunido a su guardia personal, formada por tres arqueros de gran porte, Okhosh, Oshomon y Rhosh, además de otros dos jinetes que como él dominaban a la perfección el arte de la guerra con lanza, sus nombres son Zóro y Ozhosh.

Pasaron por la puerta de la gran tienda de Vlates III para avisar de su salida, formaban un grupo imponente, pensó el Caudillo al verlos salir de la Ciudad, la verdad es que se les veía fieros y un tanto arcaicos, pero a la vez amenazadores para un enemigo. En fin, solo cabía esperar, en un par de semanas a lo sumo, debía llegar un cuervo con la respuesta.

 

KHA 079

 

Khorvösh y su guardia personal salieron a buen trote de la ciudad rumbo a Mordor, dirección norte cuando el día comenzaba su ocaso y el sol se acercaba a ponerse en el horizonte. No habían querido esperar a la mañana, por el contrario, tenían previsto cabalgar toda la noche aprovechando que había luna llena, y que con Oshomon y Ozhosh como grandes cazadores, sabrían elegir el mejor de los caminos.

Al cuarto día llegaron a un poblado de orcos, que no los recibieron de demasiadas buenas maneras, aun sabiendo que eran hombres al servicio de Sauron no dejaban de ser hombres, siempre odiados por los orcos. Además, según pudieron sacarles, había pasado un grupo vestido igual que ellos hacía unas semanas y habían robado comida en el pueblo.

Para evitar problemas que los retrasaran Khorvösh decidió seguir a buen ritmo hasta alejarse lo bastante como para no ser incordiados durante el descanso de ese día. Habían cambiado las tornas y ahora cabalgaban de día, cuando el sol pegaba sobre sus espaldas, pero siendo Variagas del Khand, eso no era un problema, les gustaba el calor, y estaban preparados para ello. Por las noches descansaban haciendo guardia un par de jinetes.

Siguieron avanzando sin más problemas cruzando la Región de Nurn, justo al sur y ya muy cerca de su destino. Varios ríos llevan agua desde las Ephel Dúath y las estribaciones de las Ered Lithui, dejando un suelo rico en cenizas lo que hacía que las praderas de hierba fueran todo un espectáculo, y bien agradecido para las monturas, que pudieron comer en los descansos a su gusto. El tiempo había refrescado por la cercanía con el Mar de Núrnen, que habían bordeado previamente.

Por fin, a las puertas de Ennyn Ûr, los recibieron…  

 

 

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