Recién acabada... la vigésimo segunda bandeja de orcos de Mordor...
Mis miniaturas, sobre todo el Universo de la Tierra Media, y últimamente Punkapocalyptic, escenografía, Gaslands, coches a escala... de todo un poco.
viernes, 3 de enero de 2025
jueves, 2 de enero de 2025
PREPARANDO MI PRIMERA COMPAÑÍA PARA LOS CONCUROS DE LGDA 2025
Ayer, último día de 2024 preparé lo que va a ser mi primera participación en El Desafío 2025 y demás concursos.
He mirado lo que tenía por ahí, y encima de la mesa de pintar tenía dos Reyes de los Trasgos, así que he buscado el tercero en la caja de los blisters y lo he montado, pintaré Trasgos, y claro, hay que acompañarlos de tropa, así que he cogido los que me imprimó Moya y he sacado ocho. La verdad es que no he quedado satisfecho esta vez con la impresión, para mi gusto son demasiado pequeños, pero bueno, tiene que haber de todo en La Ciudad de los Trasgos, no todos van a ser grandotes...
LA FLECHA OSCURA. TRASFONDO DE DICIEMBRE
La Flecha Oscura
La neblina de la mañana cubría el suelo como una manta de sombras, mientras
los ecos de la guerra retumbaban a lo lejos. En las montañas que formaban la
frontera entre Mordor y las tierras desoladas del este, un grupo de orcos se
encontraba en silencio, observando el horizonte. Su líder, Khulong, un orco de
piel verdosa y mirada penetrante, les observaba con atención, sabía
perfectamente el estado de su compañía, cansados tras una dura noche en la que
habían sido masacrados por los humanos, pero ahora tocaba venganza, y la se la
iba a tomar ya.
Habían escuchado una avanzadilla que salía de la ciudad humana, y se estaban
adentrando en el bosque, así que allí estaban ellos, escondidos y preparados
para asaltarlos y eliminarlos.
Khulong no era como los demás orcos. Mientras la mayoría de su especie se
destacaba por su brutalidad y tamaño, él sobresalía por su destreza con el arco
y su astucia en el combate. Además su origen era un misterio para los otros
orcos, y su físico hacía que algunos hablaran que era un orco de Moria, de las
profundidades oscuras donde los orcos y enanos se habían enfrentado en el
pasado, si bien tenía un tamaño mucho mayor a los otros orcos de Moria que
habían llegado a esta zona. Sin embargo para su tropa el origen de Khulong
importaba poco. Lo único que sabían era que su flecha nunca fallaba y sabía
cómo conseguir la victoria, además de poner pies en polvorosa cuando era
necesario, como la noche anterior, de no haber sido por su orden de replegarse
todos arderían en las piras de fuego que habían hecho a la madrugada los
Hombres de Gondor.
El sol estaba por ascender cuando Khulong alzó la mano, señalando a su banda
que se preparara. Los orcos, todos expertos en el uso del arco largo, se
agacharon rápidamente en la maleza, camuflándose entre los arbustos y las
rocas. Cada uno ajustó su flecha, y la tensión creció en el aire. Sabían que el
enemigo estaba cerca. Eran cuatro los orcos que acompañaban aún a Khulong, el resto
del grupo al que fueron escoltando había perecido la noche anterior.
- ¿Cuántos pueden ser?- gruñó
Kragh, un orco con cicatrices profundas en el rostro, que usaba un casco metálico
con un mechó de pelo de wargo gris en la coronilla, un gran arquero, mientras
observaba a través de un hueco entre las rocas.
- Tres o cuatro tal vez- ,
respondió Gruk, sin apartar los ojos del horizonte. "Y están distraídos.
No saben que estamos aquí."
- ¿Atacamos ya Khulong?-
preguntó Gruk, que era conocido por su impaciencia y su amor por la violencia,
además de por su puntería, se puede decir que tras Khulong era el mejor arquero
del grupo.
Khulong no respondió de inmediato. Su mente trabajaba a una velocidad
inhumana, calculando cada detalle, cada ángulo, cada posible resultado.
Finalmente, habló con voz grave:
- Tranquilos, son nuestros.-
Dijo poco después. – Son tres orcos, deben haberse escondido muy bien para seguir
vivos.
En efecto, momentos después tres orcos con cara de muy cansados llegaban a
la zona donde estaban emboscados los arqueros, un estrechamiento en el sendero
que obligaba a todo caminante a rodear una gran piedra, impidiendo la
visibilidad tras ella, ahí es donde estaban colocados todos para el ataque.
-
Bienvenidos, subid con nostros.- Dijo Khulong poniéndose
a la vista para evitar que los caminantes salieran huyendo.
-
Gracias.- Dijo el que portaba una espada y un escudo.
Vestía con ropa roja y llevaba un casco de cuero con adornos plateados.- Soy Juorg,
y estos Bröng y Hozzog.- siguió mientras un orco de cara verde y rechoncha
asentía cuando nombró al primero, y otro con casco de pinchos y escudo de madera
decorado con el Ojo de Sauron cuando dijo el segundo. Ambos llevaban lanzas, y
los tres parecían haber salido de un verdadero infierno.
Tras las presentaciones, los tres recién llegados les dijeron que los estaban
siguiendo un grupo reducido de humanos, les llevaban una ventaja de unos
minutos, a lo que Khulong respondió que los atacarían, ya que habían dicho que
eran como ocho o nueve solamente, así que volvieron a colocarse en posición de
sorpresa, ahora con tres efectivos más, que se escondieron en el recodo que
hacía luego el sendero al girar tras la piedra, un lugar más efectivo para atacar
cuerpo a cuerpo.
Pronto comenzaron a escuchar pasos y algunos susurros a lo lejos, todos se apresuraron
a tensar sus arcos con las las flechas de emplumado rojo y negro listas para
disparar, a la señal de Khulong, claro.
Por fin los Hombres de Gondor llegaron al recodo, iban en silencio, en fila,
con el que parecía el líder en segundo lugar, Khulong lo miró y comprobó que lo
más sensato sería acabar primero con ese para crear más caos, y que el resto
fuese a por los demás, eran unos ocho, si bien no se veía del todo la fila,
pero no muchos más.
Esperó a que se acabara la fila, bien son 9, y entonces comenzó el ataque
sorpresa.
La flecha de Khulong cruzó el aire, y en un destello de luz, alcanzó al
líder de los exploradores, quien cayó al suelo sin un sonido. El grupo de
Gondor reaccionó en segundos, pero ya era demasiado tarde. Las flechas orcas
llovieron sobre ellos, atravesando carne y armadura con la misma facilidad con
la que un cuchillo corta la tela. En apenas unos segundos habían caído cinco de
los nueve, y los otros cuatro se miraban sin saber qué hacer, en ese momento
los tres recién llegados salieron de su escondite para acabar con esos tres
indecisos. El caos se desató rápidamente. Los orcos, con su incomparable
destreza, se deslizaban entre las rocas y los árboles, disparando sin cesar.
Khulong estaba en el centro de todo, como un espectro, dirigiendo el ataque con
precisión mortal.
Juorg, que había estado esperando su oportunidad, corrió hacia uno de los enemigos,
un joven explorador que intentaba escapar. El orco lo alcanzó en pocos
segundos, lo derribó con un golpe brutal y le clavó su espada en el corazón.
Mientras la sangre brotaba, el orco sonrió, disfrutando del trabajo sucio que
siempre le había gustado.
Cuando el último explorador de Gondor
cayó al suelo, el bosque quedó en un silencio sepulcral, roto solo por el eco
distante de los gritos ahogados que ya se desvanecían. Khulong avanzó hacia el
cuerpo del líder caído, inspeccionándolo con cuidado. Su flecha se había
incrustado justo entre las placas de la armadura, atravesando el corazón con
una precisión quirúrgica. No pudo evitar sentir un destello de orgullo, aunque
efímero.
Juorg, que todavía lamía la hoja de su daga con un retorcido deleite, soltó
una carcajada. - Demasiado rápido para
mi gusto. Me gusta verlos retorcerse un poco más, sobre todo tras lo de anoche.
Khulong no respondió. Había una diferencia fundamental entre él y el resto,
una que, aunque tácita, era imposible de ignorar. Mientras que Juorg y muchos
otros orcos se deleitaban en la crueldad por placer, Khulong veía la violencia
como un medio para un fin. La muerte era eficiente; no necesitaba adornos
innecesarios.
-
Recuperen las flechas y desháganse de los cuerpos,
escóndanlos lejos del sendero, cuanto más tarden en darse cuenta que falta la avanzadilla,
mejor para nosotros.- ordenó Khulong y sentenció con un sombrío:- No debemos
dejar rastros.
Los orcos obedecieron rápidamente, moviéndose como una máquina bien
aceitada. Cada uno sabía exactamente qué hacer: arrancar las flechas de los
cadáveres, borrar las huellas en el suelo, y llevar los cuerpos hacia una
grieta cercana donde quedarían ocultos.
Mientras trabajaban, Khulong se acercó a una roca que daba vista al valle más allá. Desde allí, podía ver el camino que los exploradores habían estado recorriendo. Era un camino poco transitado, un atajo que conectaba las fronteras de Gondor con las tierras desoladas. Una ruta peligrosa, pero necesaria para aquellos que buscaban moverse rápidamente. Seguramente sabían que algunos orcos habían escapado de la matanza del día anterior, y ahora se dedicaban a cazarlos como animales, pues estos nueve ya no cazarían más, pensó.
miércoles, 1 de enero de 2025
NUEVA SECCIÓN: MI MESA DE PINTADO
Cada inicio de mes quiero mostrar qué tengo entre manos, al menos en ese momento, y comienzo por mi mesa de pintura para este Enero de 2025.
Tres minis de Punkapocalyptic empezadas con capa base de carne para tres miembros más de la Banda del Pub HArny, minis de Malifaux, otra más de Punka solo imprimada, una Pistón de los Chatarreros de las alternativas.
Y al fondo las minis de El Señor de los Anillos, los tres modelos de Rey de los Trasgos que tengo, uno de ellos impreso por Liberto Studio (el del centro), y ocho Trasgos también por Liberto Studio que le pedí hace unos meses. Ya digo que son demasiado pequeños, los esperaba más grandes, pero bueno.
ORCO DE MORDOR CON ARCO PARA EL MASTERMINI
Y este es mi Orco de Mordor con arco para el MasterMini de Diciembre. Me ha gustado pintarlo, echarle mas tiempo, dar más capas, aunque claramente todavía es muy muy mejorable.