Pues nada, aprovecho que el pasado fin de semana jugué mis dos primeras partidas de la Campaña El Señor de los Anillos que Mario, Carlos y Jaime están organizando en nuestra nueva Asociación 216 en Sevilla para poner bonita la partida y presentárosla por si hay alguien que se interese en participar, que hay sitio.
LAS REGLAS DE LA PARTIDA
Un miembro de tu compañía ha escuchado rumores en una taberna. Según comenta hace unos días se libró una gran batalla no muy lejos de vuestra posición. Se dice que una de las bajas puede ser un famoso rastreador que esbozó un mapa de unas antiguas ruinas que nadie jamás ha visto...
Disposición:
Se jugará en una mesa de 48"x48". La escenografía será acordada por los jugadores, siendo terreno semiabierto (bosques, muros, setos, ríos, colinas...). Se colocará un marcador de cadáver en el centro de la mesa. Y cada jugador colocará alternativamente 2 marcadores más cada uno de manera que estén al menos a 10 um de cualquier otro cadáver.
Posición inicial:
El lado de despliegue de cada jugador se realizará con una tirada de dado después de colocar los cadáveres en el terreno. El despliegue se realizará a un máximo de 6" del borde de la mesa.
Objetivo:
El objetivo es poseer el mapa a final de la partida. El mapa se encuentra en uno de los marcadores, para buscar si un cadáver contiene el mapa deberemos gastar un turno de combate sin combatir en contacto con el marcador y tirar 1D6. En el marcador central encontraremos el mapa sacando 4,5 o 6. En el resto de marcadores sólo el 6 será válido. Si no se ha encontrado en cuatro marcadores, el mapa se encontrará en el último y no hará falta realizar la tirada, aunque sí se gastará el turno de combate.
El final de la partida se alcanza si la fuerza enemiga por debajo del 25% de sus efectivos iniciales. Si ambos jugadores llegan al 25% el mismo turno se considerará un empate.
LOS CONTENDIENTES
Mi primera jornada me tocó contra Peter_Pro, que juega con La Última Alianza, uf, arcos pensé, pero no, solamente dos arcos... veamos los ejércitos:
LA BÚSQUEDA
La codicia nunca es una virtud, muchos hombres, muchos enanos, muchos orcos e incluso muchos elfos han caído cautivos de la codicia y han visto cómo sus vidas languidecían debido a ella, a quererlo todo, a desear más y más.
A lo largo y ancho de la Tierra Media hay muchísimas historias de tesoros ocultos, de grandes riquezas y de grandes secretos, nadie está a salvo de esas historias, y en las noches frías de finales de octubre siempre hay quien bajo el influjo de una gran jarra de hidromiel o de caliente y sabrosa cerveza suelta la lengua más de la cuenta ante quien no debiera hacerlo.
Es así, en una sórdida taberna de un puesto fronterizo cercano al Bosque Negro donde un incauto viejo, encantado por el sabor del vino caliente y una copiosa comida tras varios días de duro viaje evitando seres extraños y oscuros cuando comienza a hablar de la batalla de la que ha escapado.
- Os juro por el valor de los Antiguos Reyes de los Hombres que yo estuve en la batalla hace tres noches, una gran cantidad de asquerosos orcos cayó sobre nosotros en mitad de la noche, apenas tuvimos tiempo de coger nuestras espadas para empezar a luchar, solo hubo dos toques de cuerno, pero fueron suficientes, cuando salí de la tienda ya había orcos por todos lados, pero también divisaba a nuestros compañeros ensartando bestias.
Hizo una pausa para tomar otro sorbo del vino y de camino ver si lo estaban escuchando, y vaya si lo estaban escuchando, había allí entre viejos y jóvenes casi una docena de hombres, y luego varias cabezas que apenas levantaban un metro del suelo en una esquina que se habían girado, amén de otras “cosas” que también parecían tener las orejas atentas, se dio por satisfecho y siguió con la historia…
- Un día entero con su sol y su nueva luna estuvimos luchando, cuando parecía que ya teníamos dominados a esos odiosos engendros llegaba otra horda desde lo oscuro del bosque y teníamos que volver a hacer piña, pegándonos los unos a los otros, para rechazarlos, y cuando nos parecía que no íbamos a poder seguir luchando escuchábamos como alguno de nuestros jefes nos arengaba o traía unas cuántos cabezas ensartadas en una lanza y gritaba que no debía quedar ninguno vivo, y así estuvimos hasta que los orcos se batieron en retirada, no sin lanzar una última ondanada de flechas, de la que me traje un recuerdo – Dijo señalándose la herida que tenía sobre la oreja y que se notaba que había estado sangrando abundantemente – Pero al final aquí estamos, y gracias porque Buyârma de Minas Giraldh no puede contarlo, pero yo sí.
- ¿Buyârma de Girladh, ese que mató a dos trolls cerca de Moria? – Le preguntó una voz de entre la veintena que lo escuchaban.
- Sí, el mismo que se dice que comandaba una compañía de buscadores de tesoros no hace mucho, y que también dicen que encontró algo pero que volvió solo, sin sus compañeros, y sin tesoros.
- Sí, claro, sin tesoros pero con un buen dibujo de donde lo dejó. – Increpó otra voz desde más lejos. Ya no eran veinte sino todos los que estaban en el bar los que escuchaban la historia del viejo, hasta el tabernero había dejado de prestarle atención a una de sus camareras para escuchar lo que decía el pobre desdichado, y pensaba en que ya era hora de que no hablara más… por ahora.
- Bueno, dejemos las historias de guerra y sigamos con la fiesta, una ronda gratis para todos – Gritó, aún pensando que cuando todo se calmase le sacaría toda la información que pudiese al viejo, seguramente no le costaría más de dos jarras de vino, y con lo borracho que estaría para entonces, sería vino del aguado, y si estaba lo suficientemente bebido ya, del agriado incluso.
Todos sabían de qué iba la historia de Buyârma de Giraldh, famoso aventurero y cazarrecompensas que hacía menos de tres años había participado en una aventura de las de antes, buscando las ruinas de una ciudad donde se decía que había oro por todas partes, la gran MedhinatZajhara, hogar antaño de enanos mineros que lograron gran fortuna con una veta de oro de quince codos de ancha por muchas leguas de larga, pero luego un Dragón rojo los había devorado y se perdió la ciudad en el olvido, al menos, se olvidó el cómo llegar a ella, ya que las historias, ahora verdad o mentira de MedhinatZajhara seguían muy vivas, y no se olvida fácilmente el nombre y la leyenda de un lugar donde las paredes eran de oro macizo.
¿Tendría Buyârma de Giraldh algún tipo de documento para volver a MedhinatZajhara?... en eso estaba el tabernero cuando se dio cuenta que se cerraba la puerta trasera y pudo ver cómo salía… ¡el viejo!... y no iba solo, lo seguían varias sombras…
Al día siguiente se vio pasar a un grupo de Elfos que llevaban de guía a un Hombre ataviado como los habitantes de Númenor, iban a paso ligero y ni siquiera preguntaron o entraron en el bar, parecía que sabían hacia dónde iban, se encaminaron hacia el norte, justo hacia donde decía el viejo que había estado luchando con los orcos.
Los Elfos en cuestión eran más ni menos que cinco Altos Elfos, ni más ni menos. Aunque llevaban un humano entre ellos, los elfos desconfían de los humanos, puesto que éstos son débiles ante las riquezas y suelen caer bajo el influjo del poder, pero llevaban uno, y parece que confiaban bastante en él, Turgon era su nombre, y venía de Númenor, como bien habían informado al tabernero. El que mandaba en este pequeño grupo era Aegnor, Teniente al mando de dos sargentos, Elros y Saeros, y completaban el grupo Maglor y Galion, dos buenos arqueros escogidos para la ocasión del ejército que más al sur vigilaba una de las entradas al bosque dorado. Iban a paso ligero, y aunque un elfo es algo más alto y ágil que los hombres, Turgon no solo no perdía el paso, sino que abría el camino con seguridad.
Cuando se acercaron a un claro Turgon redujo le paso y miró a Aegnor, que inmediatamente dijo algo en élfico y los elfos se volvieron más silenciosos si es que se puede ser aún más silencioso que un elfo cazando. En medio del claro al que se acercaban y entre los últimos troncos de los pinos se veían dos chozas de piedra, y lo que era peor, varias cabañas de orcos, negras y… parecían vacías.
Había un silencio antinatural y además se veían restos de batalla por todos lados, y muchos montones de tierra aquí y acullá, parecía que alguien se les había adelantado y habían estado buscando algo… quizás lo mismo que ellos ahora buscaban, pero… ¿lo habían encontrado?. Turgon se disponía a girarse hacia Aegnor cuando Saeros clavó sus ojos en él y entendió que no debía hablar, en vez de eso volvió a girarse hacia las cabañas y pudo ver claramente como había movimiento al otro lado de la luz del sol que llegaba al suelo, justo donde empezaban los árboles se veía movimiento…
- Orcos – Dijo Elros con una voz que apenas era un hilillo, un susurro del viento. Turgon aún no los veía pero empezaba a oler su pestilencia, y sabía que eran orcos, aunque aún no los viese.
De pronto de entre los árboles salieron varios orcos, primero cuatro por la izquierda, con escudos con su porte pequeña pero fuerte, luego otros cuatro por la derecha, y finalmente a lomos de un magnífico wargo otro, todos llevaban escudo y espadas o espadones. Traían a un hombre con ellos, amarrado y si no fuera porque lo llevaban a amarrado, se diría que muerto, pero ¿qué sentido tenía llevar a un muerto?, seguramente estaba vivo.
- ¿Dónde está el mapa? – Le dijo el que montaba el wargo que se llamaba Gülash y era el líder del grupo. Se veía que era un orco ya curtido en batallas, e hizo un gesto con la cabeza a los dos que sujetaban al desdichado.
- ¡Contesta! – Dijo un orco con casco en forma de calavera mientras doblaba de forma inimaginable el brazo del reo, que no abrió la boca, pero sí los ojos.
Así que estaba vivo… pues peor para él, pensó Aegnor desde la distancia.
- Hörr, Gûntho, haced que hable, no tenemos todo el día, que hay que coger el mapa y llevárselo al campamento. – Hörr era el de la cabeza de calavera, y Gûntho era un pequeño orco verde con una maza y un escudo de madera. Le dieron un buen golpe al hombre, y los otros orcos que había allí, Bjurn y Slimsi se lanzaron hacia él y de un certero lance cortaron ambas orejas al hombre, que empezó a chillar.
- Bjurn, haz que se calle… o mejor no, déjalo chillar, lo próximo será cortarle las manos y los pies y se lo dejaremos de cena a Wogga. – Masculló Gülash acariciando al wargo sobre el cuello.
El hombre, que aun sin las orejas había escuchado perfectamente lo que el orco había dicho empezó a temblar, no quería acabar siendo la cena de un asqueroso wargo, claro que si iba a morir prefería no decir nada, pero lo mismo podía negociar con los orcos. Sabía que era peligroso, pues no son criaturas de fiar, pero solo él sabía dónde estaba el mapa, o eso parecían creer los orcos…
- Lo que buscáis solo yo sé dónde está, si lo queréis deberéis dejarme ir. – Las palabras del hombre parecieron sorprender a Gülash, pero del lado derecho surgió la voz ronca de otro de los orcos, uno con casco con cuernos, Graugg, que dijo:
- No estás como para exigir nada humano, dinos dónde está y quizás te perdonemos la vida… - y casi en un susurro y mirando hacia los otros acabó: - por ahora…
- Dadme garantías de que podré irme y os diré dónde está.
- Cortémosle la cabeza y que Wogga se entretenga un rato con ella. – Gritó Zurgôh al lado de Graugg.
- Sí, eso, sí, y nos beberemos su sangre. – Empezó a gritar también Slimsi, el del pico y el casco plateado.
- Por última vez, humano, ¡dónde está el mapa! – La cara de Gülash ardía en tensión y parecía que el humano no tenía mucho tiempo ya.
Hubo un pequeño silencio de apenas unos segundos, pero que a los elfos les pareció una eternidad. Finalmente el hombre, para su propia desgracia habló:
- Bajo una piedra blanca. – Apenas hubo acabado de hablar cuando Hörr le abrió la cabeza de un golpe certero con su maza. La sangre del desdichado salpicó su calavera, y Gülash aprobó con la cabeza el sacrificio, luego dijo:
- Traedme ese mapa.
Pero en el claro se veían varias piedras grandes y blancas, por lo que habría que buscar en todas, y cuando se volvieron hacia ellas el brillo dorado de la armadura élfica descubrió al grupo.
Gülash se dio cuenta de inmediato de que no debían haber llevado al humano hasta allí, los elfos podían llevar mucho tiempo escuchándolos y saber lo que tanto tiempo les había llevado, así que ahora habría que eliminar a los de pelo amarillo…
Turnos 1 y 2.
Los orcos avanzan hacia los objetivos más cercanos, cuatro por la izquierda comandados por el terrorífico Hörr y otros tres siguen a Graugg, mientras Gülash a lomos de Wooga se dirige a la piedra central hacia donde ha visto que intentan llegar un par de elfos, que también a buena marcha se acercan a los objetivos.
Turno 3.
Maglor, con su arco, apunta al orco que lleva el casco con cuernos y le lanza una flecha que impacta en el pecho del inmundo ser haciéndolo caer de espaldas, entre gritos Graugg se desploma convirtiéndose en la primera baja de la batalla. Un segundo elfo llega una de las piedras, pero allí no hay ni rastro del mapa. Los demás elfos y orcos se siguen acercando al resto de objetivos, aún quedan cinco piedras en las que buscar el tesoro.
Turno 4.
Gülash, que tras ver cómo su sargento Graugg caía bajo una flecha verde se ha refugiado tras una de las cabañas de piedra ve como dos elfos se dirigen hacia otro objetivo y se lanza contra ellos cargando a los dos elfos a la vez en una acción un tanto suicida pero que le sale bastante bien ya que uno de ellos recibe un golpe mortal que salva en última instancia con un movimiento felino (gastando el punto de destino), y el otro queda tirado en el suelo pero no herido.
Turno 5
En otra piedra el hombre de Númenor, Turgon no encuentra nada, mientras Slimsi, el orco con el pico, grita que tiene el mapa, efectivamente, ha tenido suerte y bajo la piedra a la que ha llegado hay una piel vieja de animal con unos trazos en negro y rojo, lo enrolla y se lo mente bajo los ropajes azules. Los otros orcos que van con él, Hörr, Guntho y Bjurn se miran y acuerdan escoltar a Slimsi con el mapa, sin embargo la codicia de los orcos y su maldad les hará cambiar de planes… en principio.
Turno 6.
Con la iniciativa de lado élfico, Gülash hace un rápido movimiento para beneficiarse de su montura y vuelve a cargar sobre los elfos (gastando su punto de poder en este movimiento heroico), pero no consigue herirlo. A su lado Zurgôh y Rûding aprovechan el movimiento atacante de Gülash para caer sobre dos elfos que van a la piedra central, pero ya saben todos que ahí no hay nada, Rüding cae herido al suelo en esa lucha.
Turno 7.
La lucha no se ha acabado y aunque carecen de la iniciativa Aegnor ordena un movimiento heróico y carga junto al arquero Galion contra el wargo y Gülash hiriendo al líder, que salva la vida de milagro (gastando su punto de destino) sin embargo Zurgôh no tiene tanta suerte y es herido a manos de Turgon. Mientras Rogtko resiste a duras penas los envites del sargento élfico Elros.
Turno 8.
El golpe certero de Turgon hace que tenga que elegir entre ayudar a sus mandos o ir hacia el orco que tiene el mapa y decide con rapidez ir en busca del inmundo orco alejándose del centro de la batalla, centro donde Gülash tras casi morir se revuelve y consigue volver a cargar, y van unas cuantas, contra Galion, al que por fin logra herir dejándolo fuera de combate, mientras Rogtko se las ve contra los dos mandos, ganando el combate pero sin decisión ni fuerza para herir ni a Aegnor ni a Elros. Con la muerte de Galion en el centro de la revuelta queda un dos para dos muy interesante, aunque lo verdaderamente importante está un poco más al sur, hacia donde se ha encaminado el otro sargento élfico, Saeros, en busca del orco con el mapa, haciendo un movimiento envolvente alrededor de la choza de piedra más al sur, pero allí hay cuatro orcos, sin embargo eso no lo va a amedrentar.
Turno 9
Pero volvamos al centro del claro donde Rogtko se envalentona y vuelve a ganar un combate contra los dos elfos, de nuevo vuelve a perder la oportunidad de herirles.
Saeros llega a la altura de los orcos, que aprovechan la iniciativa para lanzarse contra él y rodearlo pero ninguno, ni Gûntho, ni Bjurn y ni Hörr logran acabar con él a pesar de la superioridad numérica y lo apurado de la situación del elfo, pronto llegarán refuerzos desde el otro lado de la cabaña, un par de intentos contra Saeros que hace valer sus conocimientos con las armas para ganar un segundo combate aunque no logra herir a sus oponentes, sin embargo ha conseguido el tiempo suficiente para que Turgon aparezca y ahora son tres para dos, puesto que Slimsi, con el mapa a buen recaudo sale corriendo hacia el norte donde ha visto a Gülash a lomos de Wogga.
Turno 10.
Sin embargo a pesar de ganar la iniciativa y de que Gülash carga contra un elfo solitario con arco que estaba intentando acabar con Slimsi, pierde el combate y cae herido de su montura causando baja. El wargo al ver caer a su amo se envalentona y no huye, todo lo contrario… Maglor, el elfo que ha logrado acabar con el jefe orco, llama a sus compañeros a gritos, se acerca Slimsi y le siguen entreluchando Aegnor y Elros y Turgon, que han rodeado a los tres orcos acabando finalmente Aegnor con Bjurn.
Turnos 11, 12, 13, 14 y 15
El Wargo se lanza a por Maglor con la ayuda de Rogtko, pero no consiguen acabar con el bravo elfo que a punto está de matar a Rogtko; mientras Slimsi sigue huyendo seguido por Hörr y Gûntho y a su vez éstos seguidos por Aegnor y Elros además de por Turgon el hombre de Númenor, en una persecución total. No está clara la victoria en este punto ya que aunque los orcos siguen poseyendo el mapa, la situación no es muy alentadora para ellos, tres magníficos elfos y un hombre de Númenor siguen en pie y con muy malas intenciones. Y durante un buen rato no hay heridos pero se suceden los lances atacando y defendiéndose ya sea en superioridad o inferioridad numérica.
Turno 16.
Finalmente y tras varios intentos Wogga logra darle una dentellada a Maglor, el otro elfo arquero y acabar con él, a su vez Aegnor da cuenta de Güntho y Hörr vuelve a fallar al rematar a Elros, una baja en cada bando que no hace dudar a nadie, todos siguen enzarzados en la lucha, todos menos un Slimsi que busca cualquier resquicio para seguir huyendo, sin embargo su situación es muy crítica.
Turnos 17 y 18.
Hörr sabe que es necesario hacer algo importante para conseguir mantener el mapa y se lanza contra Aegnor y Elros para así darle tiempo a Slimsi, que cada vez se aleja más. Mientras Turgon se lanza contra Wogga tras ver cómo el perro acababa con su compañero, pero no logra matar al animal a la primera, sin embargo a la segundo le da un tajo que lo deja malherido
Turno 19.
Rogtko viene en ayuda de Slimsi y llega a la altura de Hörr para echarle una mano con Aegnor y Elros, los jefes del grupo élfico, Slimsi parece estar ya a salvo, sobre todo tras una nueva carga de los orcos, que acaba con Rogtko degollado, y es que Rogtko tras conseguir zafarse en innumerables ocasiones de las espadas élficas estando en inferioridad numérica y demostrando toda su fiereza acaba con la cabeza separada del cuerpo (un 6 tiene la culpa), sin embargo su muerte no ha sido en vano, puesto que Slimsi ha llegado a la espesura del bosque y se pierde en la lejanía sin que los elfos ni el hombre de Númenor puedan hacer ya nada.
RESULTADO PARTIDA 01.
Ganador Oscuridad (karavatis), que se lleva el mapa.
Tanteo de monedas:
- Luz 4
- Oscuridad 10
Tanteo de Valor al final:
- Luz 59
- Oscuridad 43
Bajas de la batalla:
- Luz. 1 Muerto, 1 herido que no participará en la Partida 02 y 1 Herido que se recupera.
- Oscuridad. 1 Muerto, 3 que no participarán en la Partida 02 y 4 que se recuperan (incluido un wargo que pasa a wargo salvaje).
VALORACIÓN DE LA PARTIDA 01
Lo primero dar las gracias a Peter_Pro por la ayuda y el buen rollo durante el transcurso de la partida, tuvimos nuestras dudas, ya que él es novato en ESDLA y yo como si lo fuera, la partida estuvo muy entretenida. Los dos tuvimos muy malos dados, ganábamos combates en inferioridad, pero luego nadie conseguía hacer una herida, hubo muchísimas alternativas.
Al principio pensé que podría ganar, tenía superioridad numérica, y los arcos no me daban, pero luego vi peligrar la partida, tanto que cuando acabamos no sabíamos quién había ganado, y tras unos wassaps con Mario vimos que había ganado yo, a pesar de quedarme con menos del 25% del ejército porque tenía el mapa.
Discutimos la situación y a punto estuvimos de volver a jugar la partida completa sabiendo ya cuál era el objetivo, pensamos incluso que una vez capturado el mapa se podía salir del tablero para ganar, etc, pero al final salimos de la duda y lo dejamos así.
Lo que si he visto un poco follonero es el tema del cálculo de la Experiencia, preparar la lista para la segunda partida, cálculo de puntos, etc... pero supongo que eso irá mejorando conforme vaya avanzando la campaña.
En cuanto a mi lista... bueno, el mejor creo que fue Rogtko, y al final con el tema de las tiradas de heridas resulta que es el único que se me muere definitivamente... ¡es que no se le puede coger cariño a nadie coño!, y luego se nos pasaron algunas cosas interesantes, a ambos, pero bueno, contento.